Paula y Nicolás, una pareja que soñaba casarse en un lugar especial, y eligieron la mágica Isla Múcura, parte del archipiélago de San Bernardo, para celebrar su amor. Desde el principio, Paula dejó claro que no quería una boda típica de playa. Su visión era una celebración sofisticada, con detalles modernos y sobrios, en contraste con el escenario tropical. Pero para Nicolás, el lugar tenía un significado especial, y así comenzaron a trazar lo que sería una boda inolvidable.
Un viaje hacia el paraíso: la llegada de los invitados
La boda no fue solo u
na ceremonia, sino una experiencia que comenzó desde el primer momento en que los invitados subieron a las lanchas rápidas en Cartagena. Personalizadas con las iniciales de Paula y Nicolás en la proa, las embarcaciones se convi
rtieron en el primer punto de encuentro. Los invitados recibieron un kit cuidadosamente pensado para su comodidad: protector solar, pañitos húmedos, acetaminofén y Alka-Seltzer, junto con agua fría, todo entregado por una cálida palenquera colombiana. Este pequeño gesto fue solo el comienzo de la atención al detalle que caracterizó todo el evento.
Al llegar a la isla, cada invitado fue recibido en su habitación con un detalle personalizado, dependiendo de si eran amigos o familiares. Desde velas diseñadas especialmente para la ocasión hasta mini botellas de licor o pulseras que reflejaban la relación personal con los novios, Paula quiso asegurarse de que cada persona se sintiera especial y bienvenida.
Día 1: Un cóctel bohemio y sofisticado en la playa
El viernes, un día antes de la boda, la atmósfera se volvió más relajada con un cóctel en la playa. Paula y Nicolás pidieron a sus invitados que vistieran de blanco, pero en traje de baño, creando un entorno bohemio, sofisticado y sencillo al mismo tiempo. Las frozen margaritas, perfectas para el calor caribeño, fluyeron mientras un saxofonista acompañaba la tarde con música electrónica suave y chill. Fue un día donde los invitados se conocieron mejor, disfrutaron de un atardecer espectacular y comenzaron a sentir la magia de la isla.
Día 2: Elegancia bajo un árbol centenario
El sábado llegó el gran día, y todo estuvo alineado con la visión de Paula de una boda elegante en un escenario natural. La ceremonia católica se llevó a cabo en un deck bajo un majestuoso árbol centenario, con el mar Caribe como telón de fondo. El árbol fue adornado con más de 600 cintas blancas que colgaban delicadamente, creando un entorno mágico y sereno para que Paula y Nicolás dieran el “sí, acepto”.
Tras la ceremonia, los invitados disfrutaron de un cóctel con vista al mar, donde las coronitas bien frías y snacks favoritos de los novios, como crispetas, maní y frutos secos, añadieron un toque personal y relajado al ambiente.
La recepción: Modernidad en medio del paraíso
La recepción fue el momento donde la visión moderna de Paula tomó protagonismo. A pesar de estar en una isla tropical, el diseño fue completamente sofisticado. Bajo palmeras se levantaron candelabros de cristal, mesas de madera con sillas de cristal, y una decoración que mezclaba grandes hojas tropicales con orquídeas blancas. Los platos base con detalles dorados añadían un toque de elegancia y modernidad al ambiente.
La fiesta, alimentada por tequila, aguardiente y la energía de un excelente DJ, mantuvo a los invitados bailando hasta las cuatro de la mañana. En la mitad de la noche, se ofrecieron flip-flops para que las invitadas pudieran descansar de los tacones, un detalle que hizo la fiesta aún más cómoda y disfrutada.
Una experiencia para recordar
Paula y Nicolás lograron crear una boda que reflejaba no solo su amor, sino también su estilo y personalidad. Desde la logística impecable de la llegada hasta los detalles personalizados en cada rincón, cada invitado se sintió parte de una celebración íntima y especial. Fue una boda que rompió con lo tradicional, llevando la elegancia a un entorno paradisiaco y haciendo de cada momento una experiencia única.
Lo que dicen ellos:
“ Ser novia TU IDEA es tener la plena certeza que todo va a salir mejor de lo que alguna vez soñé. Es tener la plena confianza en todo lo que hacen, y sentirse tranquila porque sabía que nada iba a ser menos que perfecto. ¡Si lo tuviera que volver a hacer, las volvería a escoger una y mil veces, porque hicieron que mi sueño desde pequeña se hiciera realidad y puedo decir que fue el mejor día de mi vida!”
- Paula Quintero (28 de agosto 2021) -
