Hoy celebramos un bautizo que, sin duda, siempre llevaremos en el corazón. No solo porque se trataba de un evento especial, sino porque la homenajeada es nada menos que nuestra primera sobrina y nieta: la pequeña Galeana. Esta ceremonia no solo marcó un momento importante en su vida, sino que también nos permitió crear una celebración única y personal, llena de color, diseño y detalles que reflejaban perfectamente los gustos de su mamá, mi hermana.
Desde el principio, sabíamos que este bautizo sería diferente. Mi hermana quería algo que rompiera con lo tradicional: colores vivos, flores, y un ambiente que reflejara vida y movimiento, como un jardín en pleno florecimiento. Así nació el concepto del Jardín de Galeana.
La ceremonia fue, sin lugar a dudas, la más linda y simbólica que hemos vivido. Una cantante, cuya voz parecía acompañada por ángeles y arcángeles, llenó de emoción la iglesia interpretando las canciones seleccionadas por la mamá de Galeana y por mí. Todos los presentes pudieron sentir la solemnidad y el amor que se vivía en esa iglesia.
Tras la ceremonia, los invitados se dirigieron al lugar de la recepción, donde fueron recibidos con una refrescante soda de lychee, servida en tonos rosados. Este detalle ya comenzaba a sumergir a todos en el ambiente festivo y lleno de vida que habíamos planeado. Las flores, los colores y los pequeños detalles marcaban el inicio de lo que sería una celebración única en el Jardín de Galeana.
El almuerzo fue una experiencia única. Las mesas, adornadas con platos y servilletas de flores, seguían un diseño unificado que envolvía a todos en la temática del jardín. Los invitados encontraban su asiento buscando entre los “siete dones del Espíritu Santo”, ya que cada mesa tenía uno de ellos. Cada invitado recibió un separador de libros como recordatorio, acompañado de una cajita de gomitas personalizada especialmente para la ocasión, un detalle simple pero irresistible.
Después de un delicioso almuerzo, pasamos a los postres. Las flores comestibles adornaban cada dulce, manteniendo la esencia floral del evento en cada bocado. Pero la celebración no terminó ahí. Las palabras conmovedoras de la mamá de Galeana y de un amigo muy especial, llenas de amor, gratitud y espiritualidad, marcaron un momento solemne antes de que comenzara la fiesta.
Y vaya fiesta. Un grupo de rock en español y tropipop nos llevó a todos a celebrar y a disfrutar de la vida, en un ambiente relajado y lleno de alegría. Entre brindis y buena música, los invitados disfrutaron de crispetas personalizadas y una chaza llena de delicias como maní, platanitos, gomas y más. Todo estaba listo para una tarde perfecta, donde la familia y los amigos compartimos risas y momentos inolvidables, celebrando la vida de nuestra querida Galeana.